Rusia, como país y como integrador de una cultura propia, destaca por las costumbres tan características, venidas de civilizaciones pasadas y presentes que fueron creando, lo que se considera hoy en día, un gran estado multicultural, resultado de un desarrollo que ha pasado por varias guerras, tanto dentro como fuera del territorio ruso, además de tener una fuerte unión con la cultura de los primeros eslavos orientales.
Con el paso de los años y con la llegada de la vanguardia rusa, todas las artes del régimen soviético fueron cambiando a la vez que el gobierno fue tomando su control.
En este ámbito hubo un avance tornado en la controversia de conservar la noción de cultura soviética o, por otro lado, preservar las culturas nacionales y, con ello, las prácticas más folklóricas de cada etnia.
Estos cambios vividos también se tornan un elemento de vital importancia en cada país, pero especialmente en Rusia, con el lenguaje y su uso.
El ruso, como idioma oficial
El idioma oficial de la Federación Rusa es el ruso, lengua oficial del Imperio zarista ruso y de lo que se conoció antiguamente como Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o URSS, donde aún es considerado segundo idioma en estas repúblicas.
Además, el ruso estándar es una de las cinco lenguas oficiales configuradas dentro de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Este idioma, junto al bielorruso y el ucraniano, conforma una parte de la rama oriental de lenguas eslavas que están presentes en esa área, dividiéndose en tres grupos de dialectos: meridional, septentrional y central. Los grupos que están dentro de los dialectos meridional y central tienen un punto en común, el akan'je, la fusión de algunas vocales átonas.
Características del idioma ruso
La configuración del idioma hablado por el país proviene del alfabeto cirílico, poseedor de 33 letras, una ortografía centrada en la fonética y una pronunciación muy sencilla, ya que las reglas en cuanto al habla son reducidas.
Además, carece de artículos y, como en el alemán, posee tres géneros: femenino, masculino y neutro, declinándose con variaciones de caso y número según corresponda.
Por otro lado, al igual que muchos idiomas, los adjetivos concuerdan en género, número y caso con los nombres a los que acompañan y el sistema verbal tiene tres tiempos (presente, pasado y futuro) y dos aspectos (el imperfectivo, una acción repetida en su proceso y el perfectivo, como algo único y finalizado); además, en cuanto al modo verbal, hay tres vías: indicativo, subjuntivo-condicional e imperativo.
En cuanto al léxico, se usa mucho la derivación de palabras partiendo de su raíz, de modo que podemos encontrar una gran cantidad de palabras formadas con prefijos y sufijos indistintamente. Al poseer declinación y conjugación, el ruso no es considerado una lengua rígida, ya que no es necesario un orden fijo de cada categoría dentro de la oración para poder otorgarle la función sintáctica correcta; es decir, se trata de una lengua no dependiente de su sintaxis, sino de la morfología o flexión de sus palabras.
Historia del idioma ruso y evolución
Los orígenes del idioma ruso provienen de siglos atrás, concretamente del siglo X en el que se inician los primeros escritos tras la conversión al cristianismo de los pueblos eslavos.
Esta lengua se introdujo por primera vez a través de medios escritos en antiguo eslavo eclesiástico, comprensible para la mayoría de los eslavos orientales. Sin embargo, como ocurre con otras lenguas, entonces ya existían diferencias entre la lengua hablada y la escrita, diferencias que iban aumentando con el paso del tiempo, ya que en la forma hablada se fueron creando simplificaciones de carácter fonológico y morfológico debido a la economía lingüística a la que siempre tienden los hablantes.
Hasta prácticamente finalizar el siglo XVII, no se observan cambios significativos en el idioma, que se seguirá empleando en su variedad de eslavo eclesiástico como lengua literaria, quedando constancia en documentos de carácter legal y administrativo. Con la llegada del cambio de siglo, concretamente el XVIII , y del reinando Pedro I el Grande, se llevó a cabo la secularización de la cultura rusa conocida hasta entonces y todo el imperio que existía fue recibiendo influencias de Europa, la cual cosa provocó un cataclismo en el idioma.
Una gran cantidad de conceptos nuevos procedentes de ámbitos como la ciencia, la cultural y la política que no tenían cabida dentro del eslavo eclesiástico, tuvieron que adaptarse a una nueva lengua escrita a partir de la que ya existía.
Las reformas impartidas por Pedro I fueron el punto clave para el cambio de la lengua del momento hacia el idioma ruso que, a expensas de varias modificaciones, se ha mantenido hasta la actualidad.
Algunas obras literarias rusas
El territorio occidental ha recibido muchas y muy buenas obras literarias de grandes poetas, novelistas, autores teatrales o historiadores, venidas de este imperio mediante traducciones de ruso que han marcado una época y han engrandecido la cultura de Rusia, a la vez que han sabido cruzar fronteras y convertirse en piezas cumbre de la literatura universal.
Así pues, encontramos una obra maestra como es Doctor Zhivago de Borís Pasternak , poeta y novelista ruso, premio Nobel de Literatura en 1958, perseguido hasta el día de su muerte por el régimen político contemporáneo por ser crítico con él.
Años antes, más concretamente en la época de la Rusia zarista, encontramos a uno de los principales escritores, cuyos escritos navegan dentro de la psicología humana ahondando en el contexto social, político y espiritual, estando a la altura de Dante, Cervantes o el literato más importante de todos los tiempos, Shakespeare. Se trata de Fiódor Dostoyevski , quien con sus obras Crimen y Castigo, El jugador, El idiota o Los hermanos Karamazov consiguió un puesto merecidísimo entre los mejores escritores de la literatura universal.
Otro pilar importante en la literatura rusa que cruza fronteras es León Tolstói, uno de los mayores representantes del realismo nacional, conocido por haber escrito obras como Anna Karénina y Guerra y paz. También Aleksandr Solzhenitsyn y Vladímir Nabokov son otros dos escritores que consiguieron darse a conocer a través de sus libros, reflejos de sociedades difíciles: regímenes como el de Stalin se conocen gracias a Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn, a la vez que se inició el tratamiento de la sexualidad en la literatura de la mano de Lolita de Nabokov.
El ruso, como idioma integrador de numerosas culturas en Asia central
El ruso es la lengua eslava más usada, con alrededor de unos 160 millones de hablantes nativos a los cuales se les debe añadir los que la han adquirido como segunda lengua, unos 100 millones.
El idioma del país más grande del mundo, Rusia, es oficial en el mismo país y en Kirguistán, Bielorrusia y Kazajistán.
Las dificultades con las que se encuentran los que se animan a aprenderlo son, entre otras, el desconocimiento del alfabeto, ya que son caracteres distintos venidos del cirílico. A esto se le suman las complicaciones, anteriormente expuestas, de las declinaciones y variaciones en la gramática.
A pesar de ello, no es considerado un idioma especialmente difícil y es posible defenderse con él en tan solo un año de estudio y mucha voluntad.
El idioma de Pushkin, a día de hoy, no ha evolucionado mucho del que se estableció en el siglo XIX, pero ha ido avanzando y llegó a su punto máximo de esplendor en los años 80 del siglo pasado, periodo en el que la URSS llegó a alcanzar su mejor puesto como superpotencia. En aquel entonces, el número de hablantes se calculaba en torno a los 350 millones de personas, pues se incluían los países de la órbita soviética en los que el ruso era lengua habitual (la antigua Alemania del Este, República Checa, Polonia, Bulgaria, Rumania, etc.). El idioma ruso se impartía en 38 universidades de EE UU y en todos los centros de estudios superiores de Canadá.
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Todo esto cambió a partir de 1991. Cuando alrededor de 24 millones de escolares lo estudiaban en 91 países del mundo, el idioma de la nación euroasiática era impartido como especialidad en 36 países, la URSS comenzó a desintegrarse y la pérdida del estatus como superpotencia por parte de Rusia tuvo como consecuencia la pérdida inmediata de popularidad de su idioma a nivel mundial: el número de usuarios de este idioma disminuyó de 350 millones a 280 millones.
El proyecto lingüístico estadounidense Ethnologue posiciona al idioma ruso en el cuarto lugar en lo que concierne a su difusión a nivel mundial, pero, después de la desaparición de la URSS, a nivel demográfico ha sido desplazado por otros idiomas.
En definitiva, el ruso no es un idioma que surgiese de la nada. Proviene de una región no romanizada y con ningún contacto con el mundo romanizado occidental, lo que le situó en otra esfera de influencia (la bizantina) que incluyó en su alfabeto, religión y costumbres.