El mundo parece ser cada día más pequeño. Tal vez todavía invirtamos horas en vuelos transatlánticos, pero no podemos negar que los mercados...
Cuando el equipo de Pangeanic estamos fuera de la empresa y nuestro entorno quiere saber a qué nos dedicamos exactamente, no todo el mundo nos entiende a la primera. Esto es un reflejo del desconocimiento por parte de la sociedad en general acerca de la industria de la traducción y los servicios lingüísticos multilingües. De hecho, dicha industria es desconocida por muchos y la gran mayoría de la población tiende a confundir conceptos, que deberían estar claros, como traducción con interpretación, y por ende sus profesiones, la de traductor e intérprete. En Pangeanic, por ejemplo, no hacemos interpretación. Si bien una buena parte de los empleados han trabajado como intérpretes de conferencia, intérpretes para fines sociales (en hospitales, juzgados, para la policía, etc.), la empresa se centra especialmente en la provisión de servicios de traducción técnica y especializada. Es decir, nos dirigimos a clientes corporativos e institucionales con grandes volúmenes de documentación y contenido que giran en torno a una temática técnica o especializada en un área de conocimiento. A su vez, esto puede incluir la traducción de manuales de usuario de un programa informático, prospectos farmacéuticos o el sitio web, los catálogos y folletos de una misma entidad en vías de su internacionalización. En ese sentido, nos consideramos consultores lingüístico-culturales, escuchando, analizando y dando respuesta a las necesidades de nuestros clientes, sepan o no exactamente si quieren traducir, adaptar, a qué idiomas y en qué tiempos. Para determinados tipos de contenido y según qué fines persigan nuestros clientes, no solo estaremos hablando de traducción entendida como transferencia correcta del significado de un idioma a otro, sino que también estaremos localizando o adaptando lo que se ha de traducir al mercado meta, desde un punto de vista cultural y funcional. Este tipo de actividad, la localización, se nutre de la traducción, lógicamente, como paso esencial e indispensable. Pero localizar los documentos de un producto a nivel internacional o localizar la web de una empresa a 20 idiomas, y mantenerla, precisa un conocimiento cultural profundo de las sociedades y los mercados a los que nos estamos dirigiendo. Contamos con una red validada de traductores nativos en el idioma de llegada, por supuesto, con cualificaciones propias de nuestra industria en cuanto a títulos universitarios, cursos de formación continua, conocimiento demostrable de herramientas informáticas propias de nuestra industria y, cómo no, referencias de peso que avalen su excelencia en un campo técnico o especializado. En localización, además se debe tener una sensibilidad especial para aspectos socioculturales clave, como por ejemplo, poder distinguir la carga semiótica de un mismo color, animal, símbolo o gesto en los 15 mercados meta en los que nuestro cliente aspira a vender. Por ello, a la hora de localizar un sitio web a varios idiomas y mercados, se ha de trabajar codo con codo con especialistas de marketing de producto o servicio en las áreas geográficas de interés. El peso de un determinado mercado para el servicio o producto que ofrezcamos podrá determinar, por ejemplo, la variante de inglés (británico, americano) o español (mexicano, europeo o de España, del Cono Sur o internacional) en la que produzcamos nuestros catálogos, el contenido web o incluso los diálogos de una aplicación para móvil. En muchos casos, estas decisiones no las toma la agencia de traducción o el traductor autónomo, sino que vienen especificadas por el equipo de internacionalización de software o producto, los especialistas de marketing y ventas de la empresa, etc. No obstante, el diálogo entre todas las partes implicadas en estos procesos debería fluir. Las pifias de localización que han cometido grandes empresas globales interesadas en la obtención rápida de beneficios en países “exóticos”, sin escuchar o tomarse el tiempo de consultar debidamente a especialistas en el mercado local, son notable. Se han lanzado productos cuyos nombres significaban algo ridículo, inadecuado o incluso soez en uno de los mercados meta. Por tanto, el prestigio de la empresa ha quedado en entredicho, no los traductores, quienes tal vez recibieron el encargo de traducción sin contexto o suficiente información de fondo sobre el proyecto de internacionalización que había detrás. Además de traducir y localizar, en Pangeanic desarrollamos tecnología de traducción automática personalizada, esto es, para nuestros clientes que tengan grandes volúmenes de contenido a traducir. Pensemos en una empresa de automoción, electrónica de consumo o energías renovables, con un amplio abanico de manuales técnicos, guías de instrucciones, folletos de producto, informes anuales de ventas, etc. que deben traducirse año tras año o en determinados ciclos periódicos, ej. de modo trimestral, o puntuales, ej. lanzamiento de campaña. ¿Puede permitirse la empresa en cuestión traducir todo este gran volumen una y otra vez por poderosa que sea? En primer lugar, cabría destacar que Pangeanic no cobra a sus clientes lo mismo por una actualización de contenido a traducir que por una traducción desde cero, en cuyo texto original no se observa ninguna coincidencia con un texto traducido previamente. Para descubrir esto, se aplican técnicas de análisis en bases de datos de traducción por par lingüístico, campo especializado, cliente, e incluso producto/servicio y año. Tales bases de datos bilingües se denominan memorias de traducción. Tecnológicamente hablando, estas memorias no responden a una tecnología avanzada pero sí eminentemente práctica para los traductores y gestores de proyecto de traducción, y de justicia para el cliente, al que le hacemos saber que no pagará lo mismo por una frase nueva que por otra con cierta o total similitud a otra ya traducida antes. Pero como decíamos arriba, Pangeanic también desarrolla soluciones de traducción automática. ¿Qué significa esto? Pues que como siempre nos gusta hacer, hemos ido un paso más allá. A partir de las memorias de traducción de un cliente de la envergadura de Sony se han creado para ellos motores de traducción automática del dominio o campo de la electrónica de consumo y subdominios tales como marketing de producto, contenido web, manuales técnicos, etc., para traducir más por menos. Nos motivó a ello los ciclos de producción de contenidos multilingües cada vez más breves además de la considerable cantidad de datos existentes, por no mencionar la omnipresente necesidad de reducir costes. Para los no familiarizados con la traducción automática (MT, en sus siglas inglesas), destacar que se trata de una tecnología que cada vez suscita más interés que reticencias en nuestra industria. Incluso los traductores autónomos más jóvenes, mejor formados y más abiertos a nuevas dinámicas de trabajo se interesan por ella. El motivo está claro. Si los motores están desarrollados a partir de datos verdaderamente representativos del campo en el que se debe traducir, se convierten en una herramienta “amiga” a la que aliarse cada día para traducir entre un 30% y un 70% más de lo habitual. Aunque se nos pague menos por post-editar, o sea, revisar y mejorar el texto traducido automáticamente, que por una traducción convencional, se obtiene un mayor beneficio por la gran cantidad de contenido traducido que alcanzamos. Además, si el traductor trabaja asiduamente con la agencia o por su cuenta con estos motores de traducción observará que el esfuerzo de post-edición disminuye en el tiempo a medida que los motores mejoran. No nos referimos aquí a motores generalistas, en abierto, como Bing o el Traductor de Google, sino a las soluciones personalizadas de PangeaMT, donde la confidencialidad de los datos del cliente está más que garantizada y los mismos traductores pueden gestionar sus propios datos bilingües y post-editados así como los motores, que ellos mismos pueden actualizar y confeccionar dentro de un mismo par lingüístico. Pueden así ir mezclando datos de diferentes subdominios y entrenando a voluntad un nuevo motor, ej. voy a mezclar datos bilingües de los motores de marketing y mecánica de automóviles para traducir este encargo de una licitación de distribuidor único automovilístico en Latinoamérica. Las posibilidades de servicio en la industria de la traducción van aumentando a lo largo del tiempo en virtud de las necesidades de los clientes, la siempre creciente necesidad de traducir, llegando con ello a nuevos mercados y culturas, y una tecnología siempre más omnipresente y capaz de acelerar y mejorar procesos. Como en cualquier industria que se precie, se aplican estrictas normas de calidad que se convierten en métodos de trabajo estándar y generan tanto la confianza del cliente como funciones que décadas atrás tal vez no existían, como terminólogo, controlador de calidad, post-editor, etc. Tanto si es traductor autónomo como cliente, y siente curiosidad por saber más sobre los conceptos y modus operandi de nuestra industria y Pangeanic, en concreto, visite esta sección de Centro de Conocimiento de nuestra web, donde iremos escribiendo entradas aclaratorias y curiosas que esperamos sean de su interés.
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