El catalán forma parte de la enorme diversidad de lenguas que se escuchan hoy en el mundo y que llegan aproximadamente a las 6.000. Hablado por más de diez millones de personas en la actualidad, la historia del idioma catalán hablado arranca entre los siglos VIII y IX. No obstante, no se tiene constancia de los primeros textos en catalán hasta el siglo XII.
Un ejemplo de estos textos es el Liber iudiciorum, de mitad del siglo XII, centrado en traducir al catalán un código de leyes visigóticas. Otro ejemplo lo tenemos en las Homilies d'Organyà, de finales de siglo. Este último es el primer texto escrito en prosa en catalán directamente y está centrado en una explicación, como si de un sermón se tratase, de pasajes procedentes del evangelio, concretamente del Nuevo Testamento y que habían sido escritos en latín. El texto formaba parte de un códice, cuyo descubrimiento se produjo en el Alto Urgel.
Se conserva, en la actualidad, en la Biblioteca de Cataluña. Consta de 13 folios de pergamino. A diferencia de otras lenguas románicas como el italiano, el francés o el castellano, los primeros textos de la literatura catalana son en prosa, ya que la poesía se escribía en occitano. El catalán fue la lengua de toda una potencia en el Mediterráneo. Hablamos de la corona catalano-aragonesa, a través de la que el catalán llegó durante la época medieval a Mallorca, Cedeña, Valencia, Nápoles, Grecia o Sicilia. Destaca Ramón Muntaner (1265-1336) cuya Crónica, concebida como un monumento literario, se centra en los reinados que van desde Jaime I hasta Alfonso IV. No obstante, en los siglos XIV y XV, la literatura catalana llega a un estadio de esplendor en toda Europa. Destaca Ramon Llull, tenido como patriarca de la poesía en lengua catalana y por creador de su prosa.
Gracias a la labor de este mallorquín, el catalán empezó a ser usado para la expresión de ideas pertenecientes a todas y cada una de las ramas del saber, tanto filosófico como científico. Su producción supera las 250 obras, en catalán y en latín. Esta edad de oro, comenzada por Ramon Llull, continúa a lo largo del siglo XV con Ausiàs March o la novela de caballerías Tirant lo Blanc. Se trata de un estadio claro de transición entre la época medieval y el Renacimiento.
La lengua catalana había alcanzado un estadio de maduración muy alto, al tiempo que culturalmente vivía una plenitud que, para volver a revivirla, tendrían que pasar cuatro siglos. Fue durante los siglos XVI, XVII y XVIII cuando asistimos a un decaimiento en las producciones literarias de tipo culto, pero el catalán seguía hablándose. Las causas fueron diversas y entre ellas se encuentra, por ejemplo, la unión de Castilla y Aragón, la utilización del castellano por parte de intelectuales como Luis Vive o el que surgiera la Real Academia.
En este sentido, jugó un importante papel el decaimiento de La Cancillería, que se encargaba de la redacción de documentos de carácter oficial de los reyes pertenecientes a la Corona de Aragón. Creada a lo largo del XII, fue modernizada en el XIV por parte de Pedro el Ceremonioso. Sirvió para la unificación de la lengua escrita. También desde allí se llevaba a cabo la redacción de textos clásicos, tanto latinos como griegos.
A las causas del decaimiento de la lengua catalana se puede añadir que esta entra en competencia con el latín, que se impondrá como lengua tanto de la cultura como de la ciencia durante el transcurso de todo el renacimiento en Europa y, por otro, con el castellano, que es la lengua perteneciente a la monarquía española y a todo el Siglo de Oro español.
La imprenta no hace más que profundizar esta crisis. No debemos olvidar, sin embargo, que la primera obra impresa en la Península fue Trobes en llaors de la Verge Maria y que apareció en la ciudad de Valencia en 1474. Con el reinado de las dinastías castellanas de los Trastámara y los Borbones se dio lugar a que el castellano sustituyera más frecuentemente al catalán en los usos oficiales y en los usos de carácter literario. El Tratado de los Pirineos, firmado en el año 1659, se tradujo en la cesión del Rosellón al rey Luis XIV de Francia, lo que daría lugar al comienzo de la desmembración de los distintos territorios con habla catalana. A partir de ese momento, en los territorios de la Cataluña Norte hay una imposición del francés y una persecución del catalán. Algo similar a lo que ocurriría seguidamente al sur de los Pirineos con el Decreto de Nueva Planta.
Este decreto, lo que buscaba era acabar con todas y cada una de las instituciones políticas catalanas. Este decreto, impuesto por el rey Borbón Felipe V, impidió que la lengua catalana continuara la evolución natural a la que estaba llamada, como lo estaban haciendo el resto de lenguas de los territorios vecinos. Se empieza a perseguir al catalán, cuya traducción será la supresión de las universidades catalanas, al mismo tiempo que se crea una universidad en Cervera en la que se habla castellano. No obstante, llegó la recuperación gracias al movimiento romántico y, principalmente, el nacionalismo.
Es el periodo conocido como Renaixença en el que se llegaron incluso a imprimir periódicos redactados únicamente en la lengua catalana . Un instrumento básico para alcanzar estos objetivos fue la puesta en marcha de los Juegos Florales, un concurso literario que durante el transcurso de dos décadas logró centralizar gran parte de los esfuerzos del Renacimiento.
La Guerra Civil, así como la dictadura franquista, supusieron un retroceso para el catalán y un momento en que las traducciones de catalán son casi inexistentes. Al comienzo se prohibió el uso de la lengua catalana y, en su lugar, solo se utilizaba el castellano en los lugares públicos, así como en los oficiales o, lo que es lo mismo, la política, las administraciones o las publicaciones que se imprimían, que eran muy escasas y sufrían una enorme censura, utilizaban el castellano. Muchos intelectuales catalanes fueron asesinados, encarcelados o no vieron otra salida posible que el exilio. El catalán solo se hablaba en el ámbito familiar, un hecho que se agravó también con los flujos migratorios desde otras zonas españolas que no vieron la necesidad de tener que aprender a hablar en catalán. Será con la instauración de la Democracia cuando la Constitución de 1978 reconozca la cooficialidad del catalán.
El catalán se extiende por un total de cuatro estados pertenecientes a Europa: España (Cataluña, Islas Baleares, País Valenciano, Franja de Poniente, es decir, Huesca, Zaragoza y Teruel, así como el Carche, limítrofe con Murcia). También se extiende por Andorra, donde es la lengua oficial, y Francia. En este último país impera el catalán en Cataluña Norte: El Rosellón, la Cerdaña, el Vallespir, la Fenolleda y el Conflent. Por último, también se habla en Italia, concretamente en la ciudad del Alguer, en la isla de Cerdeña. Es la lengua minoritaria de mayor importancia de toda Europa occidental.
El nacimiento del catalán se estima que se encuentra en una zona de Los Pirineos, situada entre el Ampurdán y Andorra, desde donde se fue extendiendo gracias al desarrollo de los condados catalanes, el periodo de reconquista o el de expansión en este caso marítima.