Esto la convierte en la lengua más hablada del mundo.
Al referirnos al idioma chino, por lo general hablamos del conjunto de lenguas siníticas, que engloba una familia formada por lenguas ininteligibles entre sí.
Estas poseen un grado de variedad comparable al de las lenguas romances (español, francés, italiano, portugués, rumano, catalán y gallego).
De todas ellas, la más relevante demográficamente hablando es el chino mandarín. De aquí en adelante este artículo girará en torno a la misma. El porcentaje de habla del chino mandarín estándar representa cerca del 70 % en la población comprendida entre los 15 y los 30 años de edad, lo que muestra un avance en la preferencia generacional de esta variedad frente a otros dialectos como el Wu, el Min o el Cantonés, hablados por la población rural más mayor.
Además, este es el idioma oficial de la China continental. A lo largo de su historia, el chino ha pasado de ser el idioma de la dinastía Zhou en el siglo XII a.C. a la moderna lengua franca de una potencia económica en expansión. ¿Pero cómo se produce un cambio semejante?
El chino es una de las pocas lenguas que cuenta con un registro escrito ininterrumpido desde el segundo milenio antes de Cristo. Dada la longevidad de esta lengua, los académicos especializados en el estudio del grupo sinítico decidieron categorizar su historia de acuerdo con diversos periodos diferenciados, esto es: chino arcaico o prearcaico, chino medieval o clásico y chino moderno.
El denominado chino arcaico, prearcaico y en ocasiones también chino antiguo, fue la lengua común empleada durante las dinastías reales Shang y Zhou, entre los siglos XII a.C. y III a.C. Aunque comenzó siendo la lengua de las inscripciones oraculares en herramientas sagradas como huesos y caparazones de tortuga, por su largo recorrido fue también la variedad en la que ya encontramos elaboradas inscripciones sobre objetos ornamentales de bronce, así como algunos textos clásicos de la literatura china, tales como el I Ching o el Shi Jing, (que forman parte del corpus de los Cinco Clásicos de la doctrina confuncionista).
Sus comienzos están ligados al reino nómada comerciante de los Shang, la segunda dinastía de China y la primera cuya existencia está plenamente documentada.
En esta etapa (que abarca desde el siglo X hasta nuestros días), el chino tiene como particularidad haber retenido ciertos matices y características léxico-morfológicas de la variedad clásica, pero adaptándolo al habla de las clases populares.
Ya en el siglo XX, con la caída de la monarquía y la fundación de la república, se inició un proceso de normalización de la lengua nacional y simplificación de la escritura, destinado a la universalización de la enseñanza. Gracias a factores como el triunfo de la alfabetización igualitaria iniciada con la revolución cultural de 1919 y la expansión demográfica, hoy en día el chino mandarín cuenta exactamente con 897 millones de hablantes como primera lengua y otros 194 millones que la emplean como segunda opción.
La siguiente lengua más hablada según las estadísticas por número de hablantes sería el inglés, con 942 millones de hablantes repartidos por todo el mundo.
Este avance ha dejado préstamos en diversas lenguas, incluyendo palabras chinas en español, tales como: Yin Yang (阴阳 Yīnyáng) o tifón (台风 (tāi) + (fēng)). Dada la creciente tendencia generalizada a emplear el chino como lengua de negocios, así como a la pujante competitividad del gigante asiático, es probable que este fenómeno se incremente con el tiempo.
Como consecuencia de esta presencia, así como del preciosismo y riqueza del idioma, las traducciones de chino al español son y serán parte esencial de muchos negocios.
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